Por: José Antonio Quevedo

En meses pasados la prensa mexicana se alarmo al descubrir un artículo del periódico norteamericano “The Washington Post que alertaba sobre las multimillonarias compras de armamento a empresas norteamericanas, desatando una ola de artículos, en los medios mexicanos, con títulos como estos “EPN ha gastado  54 mil MDP en compras militares”  “México vive una fiebre de armas” así como vídeos y comentarios en las redes sociales.

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Básicamente la prensa mexicana se escandalizaba respecto a este supuesto gasto que escondía en si inconfesables motivos para su adquisición. Varios respetables comentaristas adelantaron diversas teorías y motivos para estas compras de escándalo y se preguntaban porque esto no se había hecho público. Pero la verdad es que todas esas adquisiciones y compras se encuentran  contempladas en los programas sectoriales tanto de la Secretaria de la Defensa Nacional (SEDENA) como de la Secretaria de Marina (SEMAR). Es más, en este sexenio las adquisiciones se contemplan como parte de una actividad y cuentan con indicadores que permiten medir su avance. Siendo así que de no cumplirse se estaría incurriendo en un desfase a los programas de gobierno.

Dentro de la meta «México en Paz», la SEDENA es responsable junto con la SEMAR del objetivo 1.2 «Garantizar la Seguridad Nacional”; y coadyuvante del objetivo 1.6 “Salvaguardar a la población, a sus bienes y a su entorno ante un desastre de origen natural o humano”.

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Para el desarrollo de las actividades, se tomaron como referencia las líneas directrices del alto mando, contenidas en su Plan de Trabajo; quedando estructurado en el caso de la SEDENA por cinco objetivos sectoriales, 21 estrategias y 121 líneas de acción; así como, en tres estrategias correspondientes a los programas transversales: “Igualdad de Oportunidades y no discriminación contra las mujeres”, “Gobierno Cercano y Moderno” y “Democratizar la Productividad”.

Para la SEMAR, dentro del programa Sectorial de Marina se señala en la  Estrategia 2.5 Fortalecer la capacidad de Vigilancia y apoyo aéreo a las operaciones de la Armada de México, se mencionan las siguientes Líneas de acción:

2.5.1 Establecer un Sistema de Vigilancia Marítima por medios electrónicos para áreas estratégicas.

2.5.2 Modernizar la flota aeronaval para fortalecer las operaciones de la Armada de México.

2.5.3 Reforzar los programas de mantenimiento y la infraestructura logística de unidades aeronavales.

Estos objetivos, representan compromisos de las Fuerzas Armadas para contribuir al logro de las metas nacionales establecidas en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

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En el informe de actividades del año 2014, la Sedena, señala que como parte del objetivo 3. Renovar las capacidades de respuesta operativa del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, se adquirieron 3,155 vehículos de diversas características, lo que permitirá renovar parcialmente el parque vehicular que ha cumplido con su tiempo de vida útil. Además se adquirieron 74 aeronaves de ala fija y 33 de ala rotativa como parte de la renovación del material de vuelo de la Fuerza Aérea Mexicana.

Visto lo anterior, no hay mucho de que asombrarse, salvo que estos nuevos equipos no hayan llegado antes a México. La compra de equipo militar históricamente ha estado ligada a factores internos y externos que han conformado la actualidad de la aviación militar mexicana identificándose claramente tres etapas de transformación de la misma.

La primera gran transformación de dio de cara a la Segunda Guerra Mundial, cuando bajo la amenaza real de una invasión japonesa a la península de Baja California y el hundimiento de buques mexicanos, por submarinos alemanes, se dio la llegada de material de guerra en cantidades nunca antes vista. La Segunda Guerra Mundial trajo también cambios en las estructuras de gobierno, ya que en 1944 la aviación militar mexicana obtiene su carácter constitucional como Fuerza Aérea Mexicana (FAM).

El reequipamiento para defensa trajo aviones, vehículos, buques y armamento en grandes cantidades. La aviación militar se fortalecería en primer lugar con la llegada de los aviones de combate P-47D después de la guerra, así como con la experiencia adquirida en el frente de guerra por los integrantes del Escuadrón 201.

Así las cosas las aeronaves adquiridas dentro del esquema de una guerra mundial, fueron paulatinamente sustituidas en los años sesenta del siglo pasado, los AT-6 por T- 28, y los P-47D también por T-28¡ ese retroceso de fuerza militar se evidencio en 1959, cuando P-51 Mustang de la Fuerza Aérea Guatemalteca, atacaron a barcos pesqueros mexicanos en aguas internacionales. Para contrarrestar ese hecho se activo en 1961, un escuadrón de aviones a reacción ingleses DeHavilland Vampiro para la defensa aérea. Aunque desde 1958, la FAM llevaba ya algunos años tratando de incorporar aviones jet no lo pudo concretar sino hasta 1961 con la llegada del entrenador a reacción T-33 y el Vampiro. Por muchos motivos la vida útil del Vampiro no fue larga, desactivándose en 1967, quedando la defensa aérea a cargo de un avión entrenador el T-33. Por un largo periodo de 15 años México no contaría con un avión adecuado para esa función.

La segunda etapa inicia en los primeros años de la década de los ochenta, cuando se hacía evidente que los aviones a pistón como los AT-6, T-28, DC-3, DC-4 y DC-7, eran ya anticuados, por lo que empezaron a ser sustituidos por aviones más modernos, en el caso del T-28 por los turbohélices Pilatus PC-7, en todos los Escuadrones Aéreos.

Es en esa época, en que la FAM entra a la era supersónica a través del entonces sofisticado interceptor Northrop F-5E/F. Con 15 años de retraso el sustituto del Vampiro, se encargo de la defensa aérea. Este periodo marco también la llegada del C-130 y del Boeing 727, que incrementarían la capacidad de las fuerzas militares para el transporte y logística. Así como más T-33, llegando la FAM a operar más de 40 de estos aparatos en tres escuadrones aéreos.

Ese impulso llegó también a la Aviación de la Armada de México, que incorporo un escuadrón de helicópteros embarcados MBB-105 y otro de aviones multipropósito CASA C-212, empleándolos para misiones de transporte, búsqueda, rescate y patrulla marítima.

La tercera época es la actual ya que los PC-7 tienen a cuestas más de 30 años de servicio al igual que el F-5E/F, los T-33 han sido desactivados, así como la flota de transporte con los primeros C-130 y los Boeing 727-200.

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En la actualidad las actividades de la FAM se encuentran regidas por los programas sectoriales, el actual 2012-2018 es muy claro respecto a las actividades que deberá realizar esta fuerza armada respecto a su equipamiento:

Meta 8 Incrementar en un 20% la movilidad táctica y en un 50% la movilidad estratégica.  Adquirir: 172 aeronaves y 3 Sistemas Aéreos no Tripulados.

En comparación con otras épocas el programa sectorial es ambicioso y se ha estado cumpliendo, al dotar a la FAM de mayores capacidades; con equipo nuevo y mejor adiestramiento para las tripulaciones y personal de apoyo.

La adquisición de aeronaves será para sustituir paulatinamente el material de vuelo con más años de servicio, sin que se incremente el número de unidades, ya que por ejemplo, los T-6C, fabricados por la compañía Beechcraft  y que son el tipo de avión con más ejemplares a adquirir, sustituirán a los PC-7 antes del 2020 para continuar con la intercepción y seguimiento de blancos, así como para el entrenamiento en la Escuela Militar de Aviación.

Los cuatro aviones Boeing 727, fueron sustituidos por tres de los más modernos Boeing 737-800. Para el caso de los C-130 se tiene planeado la adquisición de al menos un avión de la última versión de este avión el C-130J. Debemos mencionar que para reforzar las capacidades de carga se modernizaron dos C-130Mk-3 y adquirieron aviones de transporte mediano de última generación como los C-27J y los C-295M y W. Este desgaste de la flota de transporte de la FAM ya había sido evidenciado en un documento titulado “Agenda. Panorama General del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos”, elaborado en octubre de 2007 y en el que la dependencia hacia una auto evaluación y diagnóstico de su situación operativa y administrativa.

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En el caso de los helicópteros, estos se han constituido como el transporte local por excelencia debido a la orografía del territorio mexicano, lo que constituye el principal medio para materializar el apoyo en casos de desastre en las aéreas más remotas; al respecto la Fuerza Aérea Mexicana cuenta con 131 helicópteros, para reforzar esa capacidad se decidió la incorporación del UH-60M, fabricado por la compañía Sikorsky , contemplándose la adquisición de 18 ejemplares.

Los helicópteros Bell 206, están siendo reforzados, con el fin de continuar con las labores de fumigado y reconocimiento visual con 15 ejemplares del Bell 407GX, que es básicamente la versión actualizada del 206.

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Los aviones interceptores que se planea incorporar a partir del 2024, alrededor de 24, no incrementaran  el número de aeronaves ya que sustituirán a  los Northrop F-5E/F del Escuadrón Aéreo 401 todavía activos y a los T-33 del Escuadrón Aéreo 402, dados de baja en el 2007. Aun falta un trecho largo para esa fecha por lo que lo más probable es que el F-5E sea objeto de una modernización para extender sus capacidades hasta más allá del 2025 y que no vuelva a ocurrir lo de 1967.

Por su parte la Aviación de la Armada de México ha sustituido sus helicópteros embarcados MBB- 105 por el más moderno Airbus Helicopters Panther en sus versiones AS-565MB y MBE, además los C-212 fueron sustituidos para funciones de patrulla marítima por los CN-235-300 Persuader especializados en esa función y por los C-295M y W para transporte. Además se incorporaron aviones Zlin 242 para entrenamiento de personal naval y por primera vez para apoyo aéreo cercano aviones T-6C+ además de aviones King Air 350ER también para operaciones de patrulla marítima.

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Es así que podemos esperar más aviones militares, para los próximos años, además del desarrollo de tecnología propia, por lo que es importante conocer estos hechos, para no dar pretexto a los sorprendidos y alarmados.