Por: José Antonio Quevedo
A un poco menos de cumplirse dos años de la llegada de este gobierno, el pasado 25 de junio se  publicó el Programa Sectorial de Defensa Nacional 2020-2024. En este se plasman 6 objetivos prioritarios. Estos objetivos alejan a la fuerza armada de lo que es su esencia, la defensa del país y tampoco pone énfasis en  continuar con la construcción de una fuerza armada moderna dotada de capacidades militares acordes al tamaño del país y su economía y la desvía en actividades como combatir la corrupción, cosa que ya se hacía, apoyar la Seguridad Pública, Bienestar Social y Desarrollo Económico, además de fortalecer las relaciones civiles-militares, dejando tres objetivos dentro de la esfera militar, pero son tan poco ambiciosos como cumplir de forma anual con el programa de producción y mantenimiento de la industria militar.
En el rubro de apoyo a Seguridad Pública, Bienestar Social y Desarrollo Económico se consideran principalmente actividades en la construcción del aeropuerto y en la construcción de obras de infraestructura de la Guardia Nacional.

Respecto a hacer más eficiente la operatividad de las Fuerzas Armadas de tierra y aire se consideran actividades para la modernización de la infraestructura de la industria militar, del programa de producción y mantenimiento de armamento, municiones, explosivos, vehículos, y equipos militares y sus accesorios de la industria militar, así como proyectos de investigación.
No es que los miembros del ejército no puedan con las funciones que se le ha encomendado, creo más bien que es al contrario, simplemente como sociedad hemos perdido el enfoque de lo que deben hacer las fuerzas armadas y cuál es su esencia, tanto que muchos usuarios de redes sociales al ver una imagen de un blindado preguntan y por qué no hacen nada con ese equipo, porque no atacan a los malos? Como su el ejército fuera la policía, a ese nivel hemos perdido la brújula.
Si bien con sus actividades las fuerzas armadas pueden coadyuvar con sus actividades al mejoramiento de la Seguridad Publica y en algunos casos en el desarrollo económico como es el caso de la industria aeroespacial, estas siempre deberían desarrollarse dentro de las actividades de defensa tal y como lo señala la regulación constitucional de las fuerzas armadas donde el artículo 89, faculta al Presidente de la República para «Disponer de la totalidad de la Fuerza Armada permanente, o sea del Ejército terrestre, de la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea, para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación».
Es así que con este plan sectorial la Sedena se separa de su  visión 2030 y la mueve al 2040, reconociendo un desfase de 10 años para obtener unas fuerzas armadas dotadas de recursos humanos, materiales, tecnológicos e informáticos de alta calidad, acordes a la potencialidad del país.

9.- Epílogo: Visión hacia el futuro
La SEDENA se continuará consolidando como un actor estratégico en el 2024 para la paz y la seguridad, contribuyendo al desarrollo nacional y siendo un factor de cohesión que integra y fusiona a la sociedad mexicana; con una sólida formación axiológica, física y operativa de sus integrantes basada en la moral, disciplina, liderazgo e igualdad de género; actuando con apego al Estado de Derecho, respeto irrestricto a los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario; optimizando la operatividad de las Fuerzas Armadas de tierra y aire para afrontar con éxito las amenazas, riesgos y desafíos multidimensionales que constituyen un obstáculo al logro de los objetivos nacionales, de modo que, para el 2040, el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos se encuentren dotados de recursos humanos, materiales, tecnológicos e informáticos de alta calidad, acordes a la potencialidad del país.