El pasado 15 de diciembre falleció el General Julio Ponte Romero. Ponte Romero fue el primer Comandante del Escuadrón Aéreo 401 (EA-401) y uno de los pilotos que trajo a México los primeros tigres en agosto de 1982. Fue compañero del actual comandante de la FAM, el General José Gerardo Vega Rivera, con quien voló los primeros siete tigres F-5E/F Tiger II el 16 de septiembre de 1982, sobre la CDMX.


En su artículo Pioneros del Escuadrón Aéreo 401, publicado en el número 146 de la Revista América Vuela, octubre–noviembre 2012, Mariano García, especialista en aviación militar relata lo siguiente sobre Ponte Romero:
“En agosto de 1982, después de haber terminado el curso en Phoenix, Arizona, nos trasladamos, el entonces teniente coronel Arcos Oropeza y yo (Julio Ponte Romero) a Palmdale, California, donde recibimos el curso para hacer los vuelos de prueba de mantenimiento.


Antes de empezar a volar los aviones llegamos a los salones de clase en Heathrow, un aeropuerto en la misma ciudad, donde recibimos adiestramiento en tierra y el curso de vuelo, después nos trasladaron nuevamente a Palmdale, donde tomamos los cursos de Vuelo de Revisión de Mantenimiento, en los que un piloto capacitado hace pruebas a un avión recién salido de la línea de producción.
El manual tiene aproximadamente 44 páginas, donde se exponen todos los sistemas del avión y se anotan los parámetros de arranque, revoluciones, temperaturas, tiempo en que bajan las aletas hipersustentadoras o el tren de aterrizaje. En EU pasamos 16 meses, tiempo en el que hicimos el curso de inglés, el de piloto de F-5, el de combate, el de instructor, el de instructor de combate y finalmente el de revisión de mantenimiento.


Este último curso es de mucha responsabilidad pues las pruebas de recepción no permiten errores u olvidos de algún paso. Los aviones nuevos tienen que estar certificados al 100% pues un error podría ser de fatales consecuencias para los pilotos. Cuando hicimos el primer traslado, Arcos y yo despegamos al mismo tiempo de Palmdale hacia La Paz, B.C. en silencio de radio y a mach .92, controlados por San Diego, que nos dejó hasta que contactamos con Mazatlán, esta ruta la conocíamos desde los tiempos en que trasladamos a México los Lockheed T-33, por lo que eran cielos muy familiares para nosotros, aparte de que las condiciones meteorológicas son siempre ideales para volar y sacar ventaja del combustible. Recargamos carburante en La Paz y despegamos, pero el tanque ventral de mí F-5F, no alimentó al avión, así que tuve que aterrizar en Guadalajara mientras Arcos continuó hasta Santa Lucía, razón por la que llegué media hora después que él en su F-5E. En Santa Lucía nos dieron una recepción muy cálida, en la que participaron el comandante de la FAM y el secretario de la Defensa Nacional Félix Galván López, quien nos felicitó por el curso y se mostró muy satisfecho y orgulloso de estos aviones caza. Para las siguientes entregas, la fábrica Northrop siempre cumplió los tiempos de entrega y volábamos de regreso a Estados Unidos en aerolíneas regulares, para seguir trasladando los aviones”.


Finalmente dejamos un enlace a un vídeo de cuando llegaron los interceptores F-5E/F: