Por José Antonio Quevedo Carmona
En este 2019, la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) cuenta con número aproximado de 60 aviones tácticos multipropósito T-6C Texan II, desplegados en seis escuadrones aéreos, en el rubro de aviones de combate se cuenta con diez interceptores Northrop F-5E/F agrupados en el Escuadrón Aéreo 401. El F-5E es un interceptor bastante capaz, aunque ya cuenta con 37 años de servicio. Lo que nos lleva a pensar por qué tantos turbohélices y por qué tan pocos interceptores?
El caso de México es especial, su Fuerza Aérea está integrada a la Secretaria de la Defensa Nacional que también controla al ejército mexicano, esto ha hecho que no se cuente con una doctrina moderna respecto al poder aéreo, México carece de aviones de primera línea, salvo por los interceptores F-5E/F que aún están operativos. Esa doctrina ha hecho que se usen aviones multipropósito para equipar a los escuadrones aéreos, con un esquema heredado en el que siempre se han usado entrenadores, por ejemplo los originales AT-6 de la Segunda Guerra Mundial, fueron sustituidos por aviones T-28 y luego por el PC-7 que ahora es sustituido por los T-6C Texan II.
El T-6C a pesar de su modernidad no cuenta con las capacidades de un interceptor, ya que se ubica más bien como en entrenador turbohélice, con capacidad de ataque moderada y aviónica de última generación, aunque sus capacidades se limitan al competir con un jet de cualquier tipo.
Entonces si un T-6C está limitado en ciertos rubros porque la FAM le ha dado preferencia dentro de su reequipamiento en los últimos años? Es necesario recordar que por el momento y en los siguientes años México no se ubica en algún supuesto de una acción militar ya sea ofensiva o defensiva, a pesar de que la correlación de fuerzas en el mundo está cambiando rápidamente, una hipótesis de guerra está lejos del escenario mexicano, ubicándose situaciones riesgosas del tipo económico, comercial y de medio ambiente.
Señalado lo anterior la cúpula militar mexicana se ha inclinado por contar con aeronaves que proporcionen más bien experiencia a los pilotos mexicanos, ya que como todos sabemos el adiestramiento de un piloto es la parte más larga y de mayor costo en la operación de una fuerza aérea.
Es así que suponemos que al equipar a los escuadrones aéreos con una aeronave turbohélice como el T-6C, se obtienen varias cosas:
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Conseguir adiestramiento y horas de vuelo de los pilotos en una plataforma equipada con aviónica moderna y digital, como la suite de aviónica Esterline CMC 4000 que aumenta en gran medida las capacidades de formación avanzada, que además permitir simular muy bien la operación de una aeronave como el F-16 o el F-18.
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Permite un ahorro considerable ya que su costo de operación solo es de un tercio comparado con un jet.
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Se obtiene también una capacidad moderada de combate al poderse equipar con diverso armamento guiado ya que incorpora puntos fijos duros bajo las alas para el porte de armamento.
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Contar con medios aéreos en diversas locaciones en México para realizar misiones de vigilancia e intercepción, adiestramiento entre otras.