La actual crisis en Ucrania plantea un reto importante para la operatividad de la flota ya que las sanciones aplicadas a Rusia impiden la importación de los componentes críticos para el mantenimiento. A partir de las fuertes restricciones económicas impuestas por occidente, a Moscú le será muy difícil poder sostener la línea logística más allá de su frontera por lo que las sanciones podrían significar el inicio del fin de la presencia de la tecnología militar ruso-soviética en México y Latinoamérica.

Es conocido que la cadena logística entre los fabricantes de tecnología en armas de origen ruso y sus clientes, especialmente latinoamericanos, siempre ha generado inconvenientes y retraso porque no se cuenta componentes de uso frecuente y se han fabricado al momento.

En el corto y mediano plazo y dependiendo del desarrollo del conflicto algunos componentes y dispositivos, podrán encontrarse en ciertos mercados occidentales, pero a precios mucho más elevados y sin las garantías necesarias de quien las fabricó. Desafortunadamente los en el caso de elementos clave, como los motores, el panorama no es bueno pues no habrá forma de comprarlos a los rusos, y menos aún, pagarles por lo adquirido.