Por: Ihuitl Maldonado Gastelum

La ciudadanía de México despertó el pasado cinco de enero con la noticia de la captura de un conocido delincuente por parte de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, como resultado de un fuerte operativo implementado en la ciudad de Culiacán en el estado de Sinaloa; desde temprana hora comenzaron a circular en los noticieros y redes sociales los detalles del operativo llevado a cabo en la madrugada, por las fuerzas castrenses en que, de acuerdo a los videos que circularon por internet y redes sociales, se puede apreciar el empleo como apoyo a las fuerzas en tierra, de helicópteros de la Fuerza Aérea Mexicana, (FAM)  UH-60M “Black Hawk” y de aeronaves Beechcraft T-6C “Texan II” atacando posiciones de los grupos criminales logrando finalmente su captura.

En represalia, las fuerzas de los grupos del crimen organizado iniciaron una serie de ataques dentro de la ciudad bloqueando vialidades importantes hasta llegar a instalaciones estratégicas como lo es el “Aeropuerto Internacional de Culiacán”, dejando en claro la falta de seguridad que existe al interior de, precisamente este aeropuerto el cual se encuentra en una zona altamente conflictiva del país y que debiera contar con mayor atención y seguridad; el traslado se llevaría a cabo por vía aérea por lo que de manera lógica si se intentaba una liberación esta tendría lugar precisamente al interior del citado aeropuerto.

Y es aquí donde se sucedieron una serie de eventos que más allá del tema político y de inseguridad que priva en nuestro país, marcan un antes y un después en la aviación mexicana.

La plataforma Flightradar da cuenta del despegue de dos aeronaves Boeing 737 de la FAM, mats. 3526 / 3527, que partieron aproximadamente a las 07:54 hora local, de la Base Aérea Militar No. 1, en Santa Lucía Estado de México con rumbo a Culiacán con la misión de transportar al detenido a la capital del país y trasladar soldados como apoyo a las tropas que ya se encontraban en el lugar, fue durante el aterrizaje de estas dos aeronaves en que se dio el primer evento relevante pues el Boeing matrícula 3526 fue objeto de varios disparos recibiendo al menos un impacto, mismo que atravesó el fuselaje e hirió a uno de los elementos que viajaban a bordo, sin que hasta este momento se tenga conocimiento de su estado de salud; el fuego desde tierra hizo que la segunda aeronave, matrícula 3527 abortara el aterrizaje siendo posible el mismo hasta varios minutos después; el devenir de las noticias no deja en claro la hora en relación al segundo evento, se trata del vuelo AM-165 de Aeromexico Connect, (filial de Grupo Aeromexico), donde un  Embraer ERJ 190-100LR matrícula XA-ALW, que cubría la ruta Cd. Mex – Culiacán – Cd. de México con 61 pasajeros a bordo, también fue atacado justo en el momento del despegue recibiendo al menos un impacto de bala en la sección trasera del fuselaje dañando el sistema hidráulico y obligando a abortar el despegue, tras lo cual retorno a la terminal permaneciendo en la posición 10 del aeropuerto y desembarcando los pasajeros sin nada que lamentar, esto es un hecho inédito en la historia de la aviación comercial mexicana pues no se tiene noticia de que en el pasado alguna aeronave de aerolínea fuese atacada por este tipo de grupos, respetándose hasta el día de ayer la integridad de personas civiles o ajenas a los conflictos entre estas organizaciones y el gobierno de nuestro país.

Paralelamente los vuelos de otras líneas aéreas fueron retornados a su lugar de origen: el vuelo VB5002 de Viva Aerobus, un Airbus A321 en la ruta Tijuana-Culiacan, así como el Y4381 de Volaris que cubría la misma ruta con un Airbus A320 debieron retornar al punto de partida, lo mismo sucedió al vuelo Y45834 de Volaris con un Airbus A320, que había despegado del aeropuerto de Cancún Q. Roo; Grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA) que opera el aeropuerto de Culiacán emitió un comunicado en que informaba al público en general el cierre de los aeropuertos de Culiacán y Mazatlan, junto al respectivo NOTAM (Notice To Airmen) informando que solo se llevarían a cabo operaciones militares en Culiacán, lo cual quedaba de manifiesto al consultar nuevamente Flightradar que mostraba el sobrevuelo en la zona de diversas aeronaves de las cuales no se indicaba ni la matrícula ni el tipo, por lo que se presume que eran aviones militares prestando apoyo a las operaciones que aún se llevaban a cabo en tierra.

Más tarde ese día otra aeronave de transporte de la Fuerza Aérea Mexicana, un Airbus Military C-295M recibió impactos de bala dañando aparentemente uno de los motores de acuerdo a los videos que circularon por internet y que lo obligó a realizar una maniobra táctica de aterrizaje llamada “Forced Landing Manuever” (Maniobra de Aterrizaje Forzado), que consiste en un aterrizaje con gran ángulo de descenso.

Un día después a estos eventos, la situación en materia aeronáutica que prevaleció hasta antes del medio día es que la Guardia Nacional había solicitado a SENEAM (Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano) que el aeropuerto de Mazatlán permaneciera cerrado hasta haber realizado una inspección a fondo y que el aeropuerto de Culiacán también continuara cerrado a todo tipo de operaciones civiles y militares en tanto no se reestableciera totalmente el orden, lo que al parecer se logró alrededor de las 12 del día en que las autoridades reabrieron los aeropuertos a todo tipo de operaciones.

Lo asentado en la presente crónica indica claramente que se trata de un antes y un después dentro de la aviación mexicana, que al final debería tener como resultado cambios estructurales que garanticen la seguridad de las operaciones civiles al interior de toda la red aeroportuaria de México, por supuesto no nos referimos a la aviación militar, que si bien es lamentable el que sean sujetos a ataque armados finalmente es parte del riesgo en las labores de seguridad que desempeñan y en donde el personal se encuentra capacitado y preparado para ello; nos referimos puntualmente a la aviación civil y comercial, concretamente al vuelo AM-165 de Connect y al hecho sin precedentes de haber sufrido un ataque con arma de fuego, lo que deja sobre la mesa varios cuestionamientos:

Primeramente el hecho de que al haberse presentado esta situación lo importante en esos momentos era la seguridad del pasajero y la aeronave por lo que de manera lógica la primera acción debería haber sido el implementar un cerco en torno al aeropuerto, quizá con helicópteros volando en derredor en tanto se liberaban las operaciones de salida de vuelos civiles e ingreso de aviones militares, en segundo lugar el hecho de que un avión se encuentra seguro una vez en tierra, lo que no sucedió con el Embraer de Connect que si bien aborto el despegue y retorno a una posición segura en términos de vuelo, de facto no lo estaba ya que los disparos continuaban, ante este hecho ¿qué protocolos tienen las líneas aéreas para enfrentar esta situación?, no soy experto en el campo pero sé que existen procedimientos denominados Safety (Seguridad operacional) y Security (Seguridad personal y de integridad de la aeronave), para aterrizajes de emergencia, incidentes en pleno vuelo e incluso para secuestros o vandalismo, pero para encontrarse en una situación de fuego cruzado… eso ya es otro tema, quizá valdría la pena revisar los procedimientos que se emplearon en las operaciones en el Golfo Pérsico y Afganistán en que aviones comerciales transportaron tropas al conflicto y en donde forzosamente debería contarse con un procedimiento afín.

Esto tendrán que analizarlo detalladamente los expertos en la materia y las autoridades en la aviación como la AFAC, de donde tendrán que emerger nuevos procedimientos y reglamentos al respecto para poder enfrentar situaciones de este tipo en caso de que se presenten de nuevo.